miércoles, 27 de julio de 2011


El mito del exceso de utilización de los servicios sanitarios

Uno de los argumentos utilizados para justificar la necesidad de imponer copagos se basa en la existencia de una elevada utilización de los servicios sanitarios, supuestamente incentivada por la gratuidad en el acceso.


Las figuras 2 y 3 recogen la utilización de consultas médicas y las estancias en España y en los países de la UE, constatándose que aunque hay una mayor utilización de las consultas en España no ocurre así en el caso de la hospitalización que es bastante baja en nuestro país.


Figura 2. Consultas/habitante/año


Figura 3. Estancias /100 habitantes /año



Aunque se dice que los pacientes visitan al médico de cabecera una media de entre 8 y 9 veces al año, lo cierto es que se trata de un dato posiblemente erróneo, porque incluye las visitas a otros servicios complementarios, como odontología, podología, etc… que en las estadísticas de la UE se consideran de atención primaria. El dato más cercano a la realidad es de 6 visitas/persona/año, según la encuesta realizada por Eroski Consumer a 4.250 pacientes, en 18 provincias y en 170 centros de salud en septiembre de 2010. En esa misma encuesta se obtiene una satisfacción con la atención primaria de 8 sobre 10. Ambos datos son coincidentes con la evaluación de la estrategia AP21: 5,6 visitas/año y 8,4 de satisfacción.

En el fondo, lo que dicen los datos (OCDE 2009) es que tenemos un sistema muy basado en la Atención Primaria con pocas camas hospitalarias, donde se atienden en consulta más problemas que en los otros países de la UE. Además faltan camas públicas de crónicos, ya que mientras el índice camas de agudos por mil habitantes es de  3,8, las camas de larga estancia (crónicos y geriátricos) son el 0,4 por mil habitantes mientras que la media de estas camas en los países más desarrollados de la Unión Europea (UE-15) está en torno al 30 por ciento del total de camas.


Por otro lado conviene no olvidar que más del 70% de las consultas son decididas por el propio sistema (revisiones, etc), que en España hay una elevada carga burocrática en AP (recetas, certificados, IT,…) que ha ido en disminución gracias a la creciente informatización, y que los médicos atienden muchas consultas que en otros países son resueltas por profesionales de enfermería.


La demanda es inducida en un porcentaje muy elevado, tanto por los propios médicos, como por la incitación social al consumismo sanitario. En el capitalismo, la inducción al consumo es parte de su supervivencia y de su crecimiento. La inducción se propicia cuando hay quién pague ese consumo, sea el financiador público o privado (mutuas, paciente). La inducción se ejerce sobre consumidores directamente o sobre reguladores: nuevos medicamentos, nuevas tecnologías; o sobre los intermediarios que más deciden: médicos de hospital, a través de los cuales se introducen la mayoría de los medicamentos y técnicas que luego se difunden rápida y acríticamente por todo el sistema sanitario (AP) y social (medios de comunicación, asociaciones de pacientes).



El envejecimiento de la  población no es el principal problema


Se ha intentado vincular aumento del gasto sanitario con envejecimiento, cuanto todos los estudios (CMAJ, New England, JAMA,…) coinciden en que el aumento de la población con más edad es una causa menor del crecimiento del gasto, siendo responsable entre un 5-20% del incremento del gasto según los estudios, es decir entre un 95-80% del crecimiento tiene otras causas, especialmente la sobreutilización tecnológica.

 
En España, un estudio de Álvarez Corbacho ha identificado que, en Galicia, solo el 15% del aumento del gasto farmacéutico estaba relacionado con el incremento de la población de más de 65 años.


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